La visita de Dilma Rousseff el martes al MIT y la Universidad de Harvard en las afueras de Boston (noreste de EEUU), confirma su decisión de priorizar la ciencia y la formación de alto nivel como parte de una política de Estado para sumar a Brasil a la mesa de los grandes del planeta.
Última parte del corto viaje de la presidenta brasileña, que se reunió el lunes con su homólogo Barack Obama en Washington, el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y Harvard son dos de los centros de excelencia académica, científica y tecnológica más célebres del mundo.
Rousseff presentará allí el programa «Ciencia sin Fronteras», un proyecto educativo con fuerte inversión gubernamental que busca que Brasil avance en tecnología e innovación a través del intercambio de investigadores, estudiantes y profesores entre instituciones brasileñas y del exterior.
El MIT, fundado en 1861 y situado en Cambridge, en las afueras de Boston, es sede de proyectos tecnológicos y científicos de avanzada, y se divide en seis escuelas y facultades que incluyen un total de 32 departamentos académicos.
Su lema es «Mens et manus» (Mente y mano) y sus pergaminos asombran hasta al más escéptico: en 2011 tenía 77 premios Nobel (entre diplomados y profesores) y 52 ganadores de medallas nacionales de ciencias, según su sitio internet.
«El Instituto está comprometido a generar, diseminar y preservar conocimiento, y trabajar con otros para llevar ese conocimiento a afrontar los grandes desafíos mundiales», afirma el MIT al referirse a su «misión».
El nivel de exigencia académico es máximo y entrar en el MIT no es nada fácil: para 2015 han sido aceptados 1.742 de 17.909 postulantes, lo que representa un porcentaje de admisión de menos del 10%, de acuerdo con cifras oficiales del instituto.
Los costos para estudiar son elevados y el 92% de los estudiantes reciben algún tipo de ayuda financiera, lo que incluye un 62% que recibe una beca del MIT.
Desde 2004, el MIT tiene a su cabeza a una mujer, Susan Hockfield, anfitriona de Rousseff el martes en una reunión privada, según la agenda divulgada por el Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño.
De su lado, la Universidad de Harvard, fundada en 1636 y también ubicada en Cambridge, es parte del selecto grupo de ocho universidades privadas estadounidenses de la Ivy League, que integran entre otras Yale y Princeton.
Harvard es famosa por la cantidad de premios Nobel, líderes mundiales e intelectuales que se han diplomado en sus aulas, aunque según la lista de las mejores universidades del mundo de la revista Times cedió en 2011 su posición de líder al Instituto de Tecnología de California (Caltech).
Si bien es conocida por su calidad en Ciencias Económicas, es sobre todo un lugar donde brotan grandes ideas en todas las disciplinas.
Uno de sus últimos grandes productos es nada más ni nada menos que Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, la red social que revolucionó al mundo y que fue lanzada desde una habitación del campus de Harvard en 2004.
La agenda de Dilma Rousseff incluye un encuentro con la presidenta de Harvard, Drew Faust, y una conferencia en la Kennedy School of Government (HKS, según sus siglas en inglés), especializada en administración pública y que es una de las nueve escuelas de postgrado de la universidad.
La HKS tiene un cuerpo estudiantil muy internacional, con cerca del 50% de sus 2.860 alumnos que representan a 140 países.